
Llegó el 31 que siento. Me parece un día más. Ya no es como aquellas fiestas de antes , aunque no me puedo quejar. Tenía a mis amores al lado, pero las fiestas no se sentían como antes . Un día mas, y después del festejo no había ningún cambio.
Para mi y para mi corazón, las horas se contaban sucediéndose en un día más .
Ya estamos en enero contando las horas para que lleguen mis vacaciones.
Por momentos siento un gran cansancio y a pesar de ello, sigo haciendo las tareas de mis compañeros que se han tomado su descanso; no hago otra cosa que ir marcando los días que pasan, y se hacen un siglo una eternidad.
Llega el gran momento, y no siento ganas de irme desesperada, hay un entusiasmo ausente, que se cuelga de la preocupación por el trabajo que estoy dejando.
En el segundo día proyecto todos los trámites que tenía que hacer.
Corro por toda la ciudad y en una de esas corridas, el carnaval me agarra como si yo fuera un monigote sin escapatoria.
Un día más... perdido.
Recuerdo que fui con tantas ganas, y un señor con camisa hawaiana me dice: "estamos de carnaval!". Me fui muy enojada presa de una fuerte angustia, porque había esperado tanto ese momento ...
Finalmente, me escapo para sacar los pasajes y a mi alrededor veo gente que se va , gente que vuelve , gente pidiendo monedas, gente que no se va , y una ola azul tiñe esas diferencias de la sociedad y me entristece .
El gran día llegó! camperas en mano por el aire frío de los micros; ansiedad de llegar a un lugar nuevo que no conocíamos; ansiedad por recorrer espacios hermosos como los que se mostraban en internet.
Un viaje largo tan largo que nos mirábamos y no sabíamos a que jugar.
Cuando llegué me parecía todo raro. Estábamos lejos del lugar de la casita que alquilamos , cruzamos un río y en la tarde nos saludaba un sol con viento.
Los días pasaron y lo que más me gustó y disfruté fue ver a Zoe, mi pequeña hija, enterrarme los pies en la arena. Pude apreciar sus juegos en la orilla, verla tan grande en esa costade arena, me llenó de orgullo. Marcelo no se metía al mar, pero miraba desde afuera, lo cual me daba mucha gracia.
Así fueron nuestros días de sol y los de lluvia. Reímos. Nos parecía muy gracioso mojarnos y salir corriendo .
Estamos en el momento de volver a casa. Fue loco porque extrañamos nuestra cama ya que dormíamos en un colchón finito. Zoe quería volver a sus juguetes.
Pasó un día más. Al colegio , al trabajo ,volver a empezar; con fiaca con ganas de ver a los compañeros, la nena de ver a sus amigas, así hasta volver a comenzar la rutina de siempre.