Mientras llega la gente
a este magnífico auditorio
que luce un escenario en
donde abundan las maderas.
Entretanto, un piano humilde y mudo
con su banqueta y su atril me acompañan.
Un fondo de siete kabalísticos cortinados de color marrón
de terciopelo se deja acariciar, como cuando mi gata
me cede su cabeza, por la luz teatral que ilumina el escenario.
Y yo aquí. Sentada en una cómoda butaca color ocre,
pensando en mis hijos.
Hay una linda música de fondo.
Suena a jazz y bossanova.
Puedo distinguir al piano, al bajo y a la batería.
Sin lugar a dudas es un trío.
Como lo somos mis hijos y yo.
Me pregunto si no fuera por mi historia,
si podría compenetrarme con esta música
y ponerme a escribir. Y la respuesta es no.
El trío viene al rescate de una infancia sufrida.
La música tiene el poder prismático de descomponer el pasado,
colorear el presente, germen de luz para el futuro.
Y aquí, esperando, con mis hijos en el alma, en la mente y en la música.
Cynthia Grinfeld
