
Transcurría el año 2009, cuando la historia de la humanidad cambió su rumbo.
La Diosa naturaleza observaba al planeta tierra y a los seres humanos, hacía muchos años.
La Diosa naturaleza observaba al planeta tierra y a los seres humanos, hacía muchos años.
Y vio que las cosas no andaban nada bien. Entonces, decretó un cambio.
A continuación, les cuento lo que pasó, y verán en que consiste.
En una mañana del mes de abril, una luz enceguecedora provino del cielo e iluminó por unos pocos segundos el planeta entero. Todos los seres vivientes percibieron esta luz majestuosa. Su intensidad era tal, que los obligaba a cerrar los ojos; por un momento, se paralizó el mundo.
Al cesar la luz, el cambio fue inmediato.
La Diosa decidió obrar sobre todos los seres de la tierra. Alteró el orden de la naturaleza para poder encontrar la armonía entre el medio ambiente y los seres humanos.
A continuación, les cuento lo que pasó, y verán en que consiste.
En una mañana del mes de abril, una luz enceguecedora provino del cielo e iluminó por unos pocos segundos el planeta entero. Todos los seres vivientes percibieron esta luz majestuosa. Su intensidad era tal, que los obligaba a cerrar los ojos; por un momento, se paralizó el mundo.
Al cesar la luz, el cambio fue inmediato.
La Diosa decidió obrar sobre todos los seres de la tierra. Alteró el orden de la naturaleza para poder encontrar la armonía entre el medio ambiente y los seres humanos.
Invirtió los roles, los humanos adoptaron el comportamiento animal, conservando su anatomía y los animales se transformaron en seres racionales, y también mantuvieron sus formas.
Los animales continuaron caminando en cuatro patas y se adaptaron al mundo material que el hombre había creado.
Las personas, por otro lado, caminaban erguidas, pero ya no necesitaban sus vestimentas. Algunos andaban sueltos, otros fueron llevados a los zoológicos y a los circos; también, una gran cantidad fue adoptada como mascota.
Entonces, resultó así, los animales tenían como mascotas a los humanos y se divertían viéndolos en los espectáculos del circo o en el zoológico.
Las personas resultaron muy domesticables, gracias al contacto con su propia naturaleza y lejos de las banalidades que antes los avasallaban, desarrollaron inmunidad para la mayoría de las enfermedades.
Los animales continuaron caminando en cuatro patas y se adaptaron al mundo material que el hombre había creado.
Las personas, por otro lado, caminaban erguidas, pero ya no necesitaban sus vestimentas. Algunos andaban sueltos, otros fueron llevados a los zoológicos y a los circos; también, una gran cantidad fue adoptada como mascota.
Entonces, resultó así, los animales tenían como mascotas a los humanos y se divertían viéndolos en los espectáculos del circo o en el zoológico.
Las personas resultaron muy domesticables, gracias al contacto con su propia naturaleza y lejos de las banalidades que antes los avasallaban, desarrollaron inmunidad para la mayoría de las enfermedades.
La relación entre ellos paso a ser muy simple, solo unos pocos debían llevar correa y menos aún, eran los que debían permanecer entre rejas.
Este equilibrio, no se logró de un día para el otro, se necesitó tiempo, pero mucho menos del que se esperaba.
A pesar de la magnitud de este cambio, la Diosa naturaleza, omitió un pequeño detalle. Durante aquel momento mágico, en el que el cielo se iluminó, había personas que estaban bajo tierra. Eran los pasajeros del subte. Ellos no fueron alcanzados por el poder de la luz, por lo tanto, no sufrieron el cambio, y al subir a la superficie se encontraron con un mundo distinto. Todo estaba al revés, y no sabían que hacer. Encontraron ayuda en los animales, ellos supieron explicarles lo sucedido.
Con el tiempo, eran llamados, "los subterráneos", eran una raza aparte. Tuvieron que aprender a compartir su mundo con el de los animales. Y asimilar la idea de que razonaban como ellos, sentían como ellos y vivían como ellos; mas allá de su aspecto físico que los remitía a pensar en un ser inferior, a recordar su antiguo mundo.
Otros subterráneos, no aceptaron este nuevo orden, y decidieron huir. Se perdieron en las selvas y en los bosques. No soportaban ver a sus pares comportándose como animales; entre ellos encontraban a sus seres cercanos, y era una imagen que no podían tolerar.
Este equilibrio, no se logró de un día para el otro, se necesitó tiempo, pero mucho menos del que se esperaba.
A pesar de la magnitud de este cambio, la Diosa naturaleza, omitió un pequeño detalle. Durante aquel momento mágico, en el que el cielo se iluminó, había personas que estaban bajo tierra. Eran los pasajeros del subte. Ellos no fueron alcanzados por el poder de la luz, por lo tanto, no sufrieron el cambio, y al subir a la superficie se encontraron con un mundo distinto. Todo estaba al revés, y no sabían que hacer. Encontraron ayuda en los animales, ellos supieron explicarles lo sucedido.
Con el tiempo, eran llamados, "los subterráneos", eran una raza aparte. Tuvieron que aprender a compartir su mundo con el de los animales. Y asimilar la idea de que razonaban como ellos, sentían como ellos y vivían como ellos; mas allá de su aspecto físico que los remitía a pensar en un ser inferior, a recordar su antiguo mundo.
Otros subterráneos, no aceptaron este nuevo orden, y decidieron huir. Se perdieron en las selvas y en los bosques. No soportaban ver a sus pares comportándose como animales; entre ellos encontraban a sus seres cercanos, y era una imagen que no podían tolerar.
Después de varios años de adaptación, la Diosa miró la tierra desde lo alto y vio que ésta había recuperado su esencia, su brillo, su vida, y se sintió satisfecha.
María Gimena Padial.
María Gimena Padial.
Tallerista
Yo, que soy la belleza de la verde Tierra,
y la Luna blanca entre las estrellas,
y el misterio de las aguas,
y el deseo del corazón del hombre,
invoco tu alma: levántate y ven hacia mí,
que soy el alma de la Natura, soy quien da vida al Universo.
La Promesa de la Diosa
muy lindo cuento, me encanto maria gimena.
ResponderEliminarJuan Marcos.