
"Aquí está", tiendo la carta.
"Puedes leerla ahora, si quieres.
"Querida Bony:
Las semanas me parecieron eternas desde aquel abrazo en el puente. Recuerdo bien el sonido de las aves volando sobre nuestro celeste compartido. Y siempre me haces volver.
Los colores regresan a mi retina cuando me dejo llevar por el derecho camino que recorren los cisnes de cuello negro hasta aquí. Si vieras como está el puente, Bony...nuestra esencia sigue allí, y los cisnes continúan nadando.
La próxima semana me tendrás aquí por esa ración de mi mismo que me sueles dar.
Te extraño,
Tu yo.
Me levanto y retorno al auto a continuar con mi vida, lejos de la que fue, una vez, mi compañera de viaje.
"La Piedra y el Puente".
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