
En vista de los últimos acontecimientos que nos muestran una realidad delicada tanto como triste u hostil, pienso que es a pesar de todo, una invitación más que nos hace el planeta a que nos unamos y concentremos las energías en el bien común.
El aluvión de síntomas que se van revelando, tiene un origen y un destino. Recuerdo cuando el año pasado, casi de manera premonitoria , algunos usábamos barbijos frente a la ola de humo que cubrió Buenos Aires, por la quema de los pastizales. Casi concomitantemente con la lluvia de cenizas que venían del volcán chileno, que según la tele coronaba al obelisco en el centro de la ciudad.
También tuvimos niebla, y hubo días en que transitar era un riesgo, a menos que todos, peatones y transportes anduviéramos encendidos como árboles de Navidad.
Y valga esta última metáfora, para que entendamos que el planeta entero necesita que nos iluminemos.
La tragedia del calentamiento global, cobra vidas todos los días de diferente modo. Puede ser una ola gigantesca como un tsunami en Asia, un alud de lodo en Salta, terremotos en Italia, guerra sin fin en medio oriente, el mosquito del dengue, la vinchuca y el mal de Chagas, o ahora la influenza porcina.
Cómo llegamos hasta aquí? Esto no sucede de un día para el otro, aunque querramos creer que es así.
Somos responsables.
Nosotros somos responsables y ahora nos toca hacernos cargo y ver de que manera podemos sanar lo mucho que hemos dañado.
Tratemos en lugar de aislarnos y de mirar al prójimo con mayor desconfianza y hasta con repulsión si acaso estornuda cerca nuestro, de unir nuestras energías y empezar a usar el alma que tenemos como un instrumento más, de poder y de energía.
Se pueden hacer cosas. Porque la unión hace la fuerza y esta atomización social que surge del pavor por el contagio de las pestes y de la mala onda, no hace más que agravar el problema.
Si le hacemos frente, y se practica la verdadera unión, todavía hay esperanza.
Nos queda, andar más en bicicleta y dejar de pagar por los colectivos que contaminan el aire, nos queda pedir presupuesto para investigaciones de energías alternativas como la solar y la eólica entre otras, para que el consumo sea más sano. Nos queda caminar más y movernos en lugar de quedarnos pegoteados a la tele y a la compu, que mientras nos atrapan, colaboran con el taponamiento arterial en todo el organismo. Nos queda no dejarnos asustar y poner las barbas en remojo y volver a jugar, escucharnos y compartir. Volver a re-conocernos entre todos y aceptar que un virus no nos va a discriminar.
Nos queda comenzar a higienizar la mente, la ciudad y el mundo, que se ha convertido en un basural en muchas partes del globo.
Que la clase de música en la escuela , sea una hora de goce espiritual, en donde a los chicos se les enseñe a disfrutar sin culpa, sin burla y sin hastío.
Nos queda pensar, para no comprar discursos amenzantes que toman al miedo como eje para conseguir votos.
Nos queda poner inteligencia y medios para campañas de educación y salud en lugar de gastar fortunas en misiles atómicos, nucleares, etc. mientras hay gente que de todos modos se muere de hambre, de pena o desesperación, como aquellos que se inmolan.
En los últimos años, hemos permitido que se cometan toda clase de aberraciones, que exceden lo humano. Hemos ido en contra de nuestra naturaleza, como la pena que me causa ver las hojas amarillas de los árboles de Villa Urquiza cuando en realidad hay 28 grados de temperatura. Una búsqueda botánica de encontrarse con el otoño que es enmascarado por el estío.
Ir contra la naturaleza y el universo es un desafío carísimo que está costando vidas. Por supuesto que el dinero no compra nada de lo verdaderamente trascendente de este pasaje por el mundo, pero nos hemos idiotizado mirando una moneda.
Pensemos en nuestros hijos. En nuestros nietos y en las generaciones que van llegando.
Volvamos a las fuentes y recemos. Sí recemos y conectemos con lo que todavía queda intacto en cada uno de nosotros y que sea el amor universal el que vuelva a reinar sobre la Tierra.
La Kabbalah coincide, con muchos de los que practican el arte de sanar a otros integralmente, con la idea de que mientras estamos expuestos todos los días a innumerables bacterias, virus y enfermedades, son nuestros pensamientos, palabras y comportamientos los que debilitan nuestro sistema inmunológico y permiten que la enfermedad se establezca.
Mientras continuamos rezando, meditando y enviando deseos de Luz sanadora a todo el mundo, hoy asumamos el compromiso de fortalecer nuestro propio sistema inmunológico y, colectivamente, el del mundo. La bomba neutrónica ya se inventó. Se hizo famosa porque sólo mata gente, dejando las estructuras edilicias intactas. Qué es lo que deseamos? Quiénes estamos siendo?
Nuestra conciencia está queriendo nacer y despertar. "La ùnica manera de vivir bien es desde el lugar de la amorosidad de cada uno" "Ama a tu prójimo como a tí mismo", AMÉN
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