
CAPRICORNIO, SATURNO Y SAN VICENTE EL ISRAELITA
Otra vez… aquí estamos las tres, no las tres no! Los tres! Es lo mismo…
--¡Ay Saturno! Qué diría mi abuela, si me viera aquí en estas condiciones…
--¿Cuál abuela Capricornio? ¿La de Chialtan o la de Bezoar?.
--La de Bezoar, Saturno… esa que tenía los cuernos como las torres de Gaudí.
--No sé si podría decir mucho Capricornio… al final era sorda y la lana no le dejaba ver
nada. Recordarás que leímos en los documentos, que en ella era notable…
Hacé memoria Capricornio.
--Por más que pase el tiempo… ella dejó en todos una impresión enorme.
--No es para menos, interviene San Vicente el Israelita… su dimorfismo sexual, era una
exposición que haría temblar a cualquier museo de occidente.
Los que están en el Viejo Mundo no entienden nada de geometrías. Están demasiado
ocupados en mostrar su machismo occidental.
Ni siquiera se han percatado de quienes somos en la realidad…. Ay ay ay! ¿Que sería de
la Tierra, sin nuestros ojos azules? Sin los semáforos celestes que ven los locos cuando
balan en el Cono Sur…
--Bueno… por esos lares hay ventajas. Ya el hecho de estar formando parte de un
triángulo, dispone a esas personas a tener una clara comprensión y un elevado criterio,
en relación a la vida en los campos, que viene a ser nuestra especialidad.
--¿Verdad que sí San Vicente el Israelita?
--Saturno… la vida ha cambiado. Ahora están las cabras de la posmodernidad. Se afligen
por cualquier cosa… que si llueve, que si no llueve, que si plantan o cosechan o si
cortan una ruta…
Las cabras ya no son como cuando nos criaron… ahora es pura indulgencia, límite cero
y cambio de balardigmas… hasta hay algunos desgraciados que confunden a las
nuestras con ovejas porcinas. Es el colmo.
Otra vez… aquí estamos las tres, no las tres no! Los tres! Es lo mismo…
--¡Ay Saturno! Qué diría mi abuela, si me viera aquí en estas condiciones…
--¿Cuál abuela Capricornio? ¿La de Chialtan o la de Bezoar?.
--La de Bezoar, Saturno… esa que tenía los cuernos como las torres de Gaudí.
--No sé si podría decir mucho Capricornio… al final era sorda y la lana no le dejaba ver
nada. Recordarás que leímos en los documentos, que en ella era notable…
Hacé memoria Capricornio.
--Por más que pase el tiempo… ella dejó en todos una impresión enorme.
--No es para menos, interviene San Vicente el Israelita… su dimorfismo sexual, era una
exposición que haría temblar a cualquier museo de occidente.
Los que están en el Viejo Mundo no entienden nada de geometrías. Están demasiado
ocupados en mostrar su machismo occidental.
Ni siquiera se han percatado de quienes somos en la realidad…. Ay ay ay! ¿Que sería de
la Tierra, sin nuestros ojos azules? Sin los semáforos celestes que ven los locos cuando
balan en el Cono Sur…
--Bueno… por esos lares hay ventajas. Ya el hecho de estar formando parte de un
triángulo, dispone a esas personas a tener una clara comprensión y un elevado criterio,
en relación a la vida en los campos, que viene a ser nuestra especialidad.
--¿Verdad que sí San Vicente el Israelita?
--Saturno… la vida ha cambiado. Ahora están las cabras de la posmodernidad. Se afligen
por cualquier cosa… que si llueve, que si no llueve, que si plantan o cosechan o si
cortan una ruta…
Las cabras ya no son como cuando nos criaron… ahora es pura indulgencia, límite cero
y cambio de balardigmas… hasta hay algunos desgraciados que confunden a las
nuestras con ovejas porcinas. Es el colmo.
--¡Hagamos una muestra de disgusto Capricornio! Empecemos por mostrar lo que sabemos hacer. Si nos ponemos esta noche las zapatillas de media punta, podemos ir al campito de Aníbal y pedirle a Alberto que nos abra la puerta para poner la música adecuada.
--Capricornio, San Vicente el Israelita… ustedes están completamente fuera de foco.
Esto no es Etiopía. ¿Se dan cuenta de lo que planean hacer? Por favor…
--Saturno tiene razón… no estamos pensando bien. Hablamos de las zapatillas de media
punta, y no hemos tenido en cuenta el vestuario y los accesorios. Pensemos… ¿qué va
mejor con los cuernos de cada una?
Capricornio se queda pensando y propone una pregunta.
--Capricornio, San Vicente el Israelita… ustedes están completamente fuera de foco.
Esto no es Etiopía. ¿Se dan cuenta de lo que planean hacer? Por favor…
--Saturno tiene razón… no estamos pensando bien. Hablamos de las zapatillas de media
punta, y no hemos tenido en cuenta el vestuario y los accesorios. Pensemos… ¿qué va
mejor con los cuernos de cada una?
Capricornio se queda pensando y propone una pregunta.
--¿Qué tal si hacemos diademas con los porotos de soja? Parecerían perlitas.
--Yo no pienso dejarme sojear dice San Vicente el Israelita. Corona de espigas o nada.
Saturno mira con incredulidad, y su cara ya no parece de cabra sino de vaca. Está
boquiabierta, asombrada, pensando en algún recuerdo de pedagogía rusa para hacer
entrar a estas dos en razones.
Se le ocurre apelar a la música, y comienza a soplar en su trompeta.
--Yo no pienso dejarme sojear dice San Vicente el Israelita. Corona de espigas o nada.
Saturno mira con incredulidad, y su cara ya no parece de cabra sino de vaca. Está
boquiabierta, asombrada, pensando en algún recuerdo de pedagogía rusa para hacer
entrar a estas dos en razones.
Se le ocurre apelar a la música, y comienza a soplar en su trompeta.
Son las tres de la mañana.
Luis que se había recostado un rato y dormitaba tranquilo sobre la paja, se despierta
brotado de odio. Lo primero que atina a hacer es a dar una patada y agarra un palo.
Luis que se había recostado un rato y dormitaba tranquilo sobre la paja, se despierta
brotado de odio. Lo primero que atina a hacer es a dar una patada y agarra un palo.
La sangre le ha manchado el rostro y la presión le ha trepado vertiginosamente. Sale
desorbitado a la madrugada, dispuesto a vengar su sueño interrumpido por las cabras.
Las ve distraídas y comienza a excitarse pensando en su golpe de gracia.
desorbitado a la madrugada, dispuesto a vengar su sueño interrumpido por las cabras.
Las ve distraídas y comienza a excitarse pensando en su golpe de gracia.
Imagina en un segundo el pasto teñido de rojo con la sangre de las tres, y va juntando saliva en la boca para escupirlas. Cuando ya se apresta a golpearlas, levanta sus brazos toscos que lucen
su camisa transpirada y ya en el segundo fatal, el que hace que la realidad cambie para
siempre, se escucha el sordo ruido de las rotas cadenas que lo golpean una y otra vez.
Va cayendo muerto al suelo, los ojos abiertos como disfrutando de la tenue luz de la luna,
mientras Tatadios el caballo , relincha alzado sobre sus dos patas traseras, contrastando
su lomo negro azulado con el paisaje blanquecino.
su camisa transpirada y ya en el segundo fatal, el que hace que la realidad cambie para
siempre, se escucha el sordo ruido de las rotas cadenas que lo golpean una y otra vez.
Va cayendo muerto al suelo, los ojos abiertos como disfrutando de la tenue luz de la luna,
mientras Tatadios el caballo , relincha alzado sobre sus dos patas traseras, contrastando
su lomo negro azulado con el paisaje blanquecino.
Mientras... las tres cabras vestidas con tutu, laureles, trigos y porotos danzan la música del fauno.
FIN
FIN
Cynthia Grinfeld
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